Hoy quiero abrir el corazón.
Recibí un mensaje criticándome por haber hecho el destete de golpe con mi hijo. Me dijeron que eso no era “Montessori”, que no estaba respetando sus tiempos, que debería haber sido más gradual, más consciente, más perfecto.

Y no te voy a mentir: dolió. Porque cuando estás haciendo lo mejor que puedes, con lo que tienes, desde el amor y el cansancio, que te señalen con el dedo duele.
Pero ese mensaje también me hizo reflexionar, y por eso estoy escribiendo esto hoy.

Montessori no es religión

Montessori es una guía, una inspiración, un faro.
Pero no es una religión. No es un manual estricto que debamos seguir al pie de la letra ni un molde rígido donde encajar a nuestros hijos. Montessori no debería ser una herramienta para juzgar ni para hacernos sentir insuficientes.

Mi camino Montessori no es perfecto.
Es un camino real, vivido, lleno de dudas, contradicciones, errores y aprendizajes. Y eso está bien. Porque la perfección no existe, y tampoco debería ser nuestro objetivo como madres, padres o acompañantes.

Instagram no es la vida real

Instagram tiene muchas cosas buenas.
Me ha dado comunidad, inspiración, oportunidades. Pero también tiene un lado oscuro: ese filtro de perfección constante que hace que muchas personas —nosotras mismas a veces— creamos que los demás lo hacen todo bien.

Ves una estantería perfectamente ordenada, una mamá paciente, un niño que recoge solo, y piensas: “yo no soy así”.
Pero lo que no se ve es el caos de antes, el llanto, la duda, la culpa, el “hoy no puedo más”.

Yo también me equivoco.
Yo también me salgo de mis propios ideales.
Yo también grito, me canso, pierdo la paciencia…
Y luego respiro, pido perdón, me abrazo, y lo intento otra vez.

La crianza es un camino, no una meta

A veces tomamos decisiones difíciles. Como el destete de golpe. Lo hice porque lo necesitaba, porque ya no podía más, porque era mi límite.
Y aunque no fue ideal, lo hice con amor. Y sigo aquí, acompañando, sosteniendo, reparando, aprendiendo.

Montessori imperfecto también es Montessori

Montessori imperfecto es cuando te adaptas.
Cuando observas y corriges.
Cuando pides perdón y te das otra oportunidad.
Cuando no sigues el guion, pero sigues a tu hijo.

No somos robots, ni gurús, ni madres de catálogo. Somos personas criando personas. Y eso, para mí, ya es suficiente.

Si tú también te sientes así, si también estás en ese camino imperfecto y humano, te abrazo.
No estás sola. No tenemos que hacerlo todo bien. Solo hacerlo con amor.